Ser joven significa ser un problema para la sociedad. El verdadero problema,
en realidad, es esa concepción que han tenido los gobiernos acerca de los
jóvenes: que son personas inmanejables que no se adaptan a la sociedad de la
forma en que deberían hacerlo, que solo se preocupan por ellos mismos y siempre
están causando escándalos por su rara concepción de ver la vida.
Los jóvenes reclaman que la democracia no sea sólo una práctica de
participación en las elecciones, sino además un sistema donde sientan que
siempre pueden ser escuchados. También exigen que el desarrollo económico se
halle articulado a políticas efectivas de cohesión social, con el propósito de
que nadie se sienta excluido de la sociedad. Incorporar las dimensiones de la
mayor diversidad cultural, que en cada una de las clases sociales existen, es
asimismo otra demanda de la juventud.
Los cambios de mentalidad frenéticos de los creadores callejeros urbanos
impuestos por la quiebra de los ejes en torno a los cuales se articulaban las
relaciones sociales tales como la familia, la parroquia, el taller, el barrio,
la escuela, y que suponían solidaridades, tensiones, un sistema de organización
social vertebrado, han sido vaciados de contenido por la progresiva
racionalización tecnocrática, la pérdida de valores, la emigración, el nuevo
rol de la mujer en la sociedad y la instauración del Estado providencia.
A esto habrá que agregarle la implantación generalizada de la mentalidad
utilitarista-consumista, según la cual el ser humano alcanzará el éxito en la
medida en que posea cada vez más bienes materiales, los necesite o no,
consumiendo cada vez más, en una sociedad que, paradójicamente, jamás podrá garantizar
el pleno empleo a los jóvenes, y de allí la razón del desdoblamiento cultural
vivo y particular de los grupos reducidos como las bandas urbanas, que lo mejor
que pudieran hacer es el cambio del paisaje urbano tradicional por uno de
grafiti, y no pasar a engrosar los grupos de sicarios que horrorizan a la
sociedad con la ola de muertos, decapitados y mutilados de cada día.
Los jóvenes conocemos cada día más sobre nuestra importancia en el
desarrollo de del país y estamos buscando cada día más participar. Por eso se
hace necesario que el gobierno impulse más estos escenarios para los jóvenes y
darlos a conocer.
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