Esta novela se ambienta en la ciudad de Guayaquil a
principios del siglo XX.
El
protagonista es Alfredo Baldeón, el hijo de un humilde panadero, quien desde
joven muestra un carácter rebelde.
Fue uno de los cabecillas de las huelgas de su ciudad
natal, a través de él vamos conociendo a una serie de personajes que forman
parte del crisol en el que sobrevivía la sociedad guayaquileña y ecuatoriana de
su tiempo, en 1922 la situación social en Ecuador está a punto de estallar. Los
sindicatos de obreros de Guayaquil deciden ir, uno tras otro, a la huelga, Alfredo
encabeza a la lucha de panaderos salen a las calles a manifestar contra la
carestía de alimentos, la subida del dólar y los sueldos de hambre, el gobierno
decide reprimir las manifestaciones, y el ejército comienza a disparar sobre la
multitud de obreros, mujeres y niños tras combatir muere Alfredo Baldeón y su
mujer al dar a luz un niño muerto, por otro lado Alonso Cortés no se lanza a la
calle por los ruegos de su familia pero al enterarse de la desaparición de Alfredo
inmediatamente va a buscarlo.
Una vez que se calma la situación Alonso rompe su
noviazgo con violeta y se va de viaje con su mama, al regresar a su ciudad
natal la ve transformada por la riqueza que manifiestan los edificios del
centro de la ciudad, y por el continuo agrandarse de los suburbios de obreros,
al ver unas cruces sobre el agua del río Guayas, pregunta qué significado
tienen; un negro estibador le explica que se colocan allí todos los 15 de
noviembre, en recuerdo de los muertos que los militares echaron al río después
de la cruenta represión anti-obrera.
Me pareció muy interesante ya que documenta el carácter sociopolítico
y relata la desgarradora realidad del obrero que sufrió, sufre y seguirá
sufriendo, lo que veo más triste todavía es que la defensa de los derechos por parte
de obreros, trabajadores, se ha convertido en una cuestión política y muchas
veces solo es un pretexto para no trabajar si exigimos derechos, luchemos por
esos derechos más desde aquel año la corrupción el robo, el atropello a las
clase más desposeídas es atroz, al punto que muchas persona dicen que en este
país ya no se vive, sino se “sobrevive”, cualquier situación en la que nos
encontremos por más dificultades que parezca no debemos caer, ni echarnos para
atrás, si no continuar siempre firmes con nuestro objetivo bien claro para así
con la ayuda de Dios y nuestro propio esfuerzo alcanzar ese tan anhelado sueño,
el cual va ser de mucho provecho para cada uno de nosotros, no hará crecer como
seres humanos que somos y de seguir luchando no solo por un sueño personal si
no contribuir también en la realización personal de los demás que al igual que
nosotros tratan de sobrevivir y sobre salir en medio de una sociedad hundida en
la bendita corrupción en la cual no existirá otra salida a más de unirnos y
formar parte de esa gran masa mediocre a la que la mayor parte de las personas
en las que a un existe los valores y las buenas costumbres tratan de caer en
eso porque tanto trabajo y esfuerzo no puede ser digno de una recompensa tan
baja.
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